sábado, 27 de octubre de 2007

La naturaleza del trabajo de campo antropológico


El alcance de las técnicas antropológicas del trabajo de campo

La maestría de las técnicas antropológicas del trabajo de campo solo se alcanza a través del arte de la práctica del oficio. Sabemos que existen algunas disciplinas que también excavan, algunas toman medidas corpóreas, otras trazan mapas, en ocasiones algunas pocas hacen observación, otras también llevan a cabo entrevistas, y otras inclusive, desarrollan cartografías fonéticas. Pero sólo una llega a la Historia a través de la pericia de esas técnicas. Los antropólogos y las antropólogas somos en realidad cronistas de la actividad humana. Actividades que ocurren en una variedad de lugares y de tiempos, y que a su vez crean una inagotable fuente de maneras y formas simbólicas, de signos, de lenguas, de conocimientos y prácticas. Nuestras actividades se manifiestan de tantas y tantas maneras como posibilidades existen en las que la actividad humana ocurre y ha ocurrido; y habrá de ocurrir. Esas actividades dejan su huella en la variabilidad biológica que tiene nuestra especie, en los artefactos y materiales que hacemos, en los espacios que construimos, cuando hablamos, escribimos, pictografiamos y nos comunicamos en decenas de miles de maneras, en las ideas que producimos e intercambiamos, en las relaciones que emergen de como hacemos las cosas. Y es precisamente por esa misma subjetividad característica de nuestra diversidad y variabilidad, que el arte del trabajo de cronista que tiene la Antropología requiere de otros tantos componentes, como por ejemplo, el querer ser un poco detective, en tener una pasión por la aventura, ser atrevido(a) y, si también, hay que tener mucha curiosidad y hay que tenerle ganas a aprender, y a veces hasta ser un tanto entremetido(a).


La esencia del objetivo metodológico

El objetivo esencial de la Antropología es aprender. Aprender sobre todo cuanto el ser humano hace y es capaz de hacer, de todo cuanto lo constituye como un ente orgánico, así como un ente de cultura. Como resultado de ese proceso de aprendizaje, la Antropología nos provee con unas herramientas muy valiosas, únicas por demás, para enseñar. Todo ejercicio que tiene como su agenda primaria la investigación y la búsqueda del conocimiento no puede resultar en otra cosa que no sea en el objetivo de la educación. Muchos antropólogos y antropólogas que hoy a través del mundo realizan sus trabajos de investigación, no están necesariamente motivados a llevar a cabo tan importante tarea por el solo hecho de satisfacer sus aspiraciones, o quizás, caprichos personales. Por el contrario, para mi la aspiración de tantos en este oficio no es otra que la producción de un conocimiento que sea a la misma vez, crítico, confiable y validable acerca de la diversidad de la condición humana y de esta manera poder hacer público nuestros hallazgos. Este conocimiento conlleva utilizar como la más preciada premisa de la Antropología el hecho objetivo de la diversidad existente en todo lo que constituye el ser humano. Este proceso es uno del tal naturaleza que necesariamente demanda del/a profesional de la Antropología una continua búsqueda de teorías y métodos que le permitan ampliar su campo de comprensión científica, así como la sabiduría de poder modificar nuestros objetivos de investigación e interpretaciones alcanzadas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre dejando mostrar lo culto y educado que es... =)
*Extraño tomar clases con usted, aprendí mucho, no sabe como su manera sencilla de explicar las cosas me ayudó. Exito profe...