viernes, 29 de febrero de 2008

¿Qué es Cultura?

Gráfica 1: Esquema conceptual sobre qué es cultura

Breves apuntes a una teoría antropológica sobre cultura


Cultura es una palabra que demanda cuidado y atención. El estudio de la organización material de la vida histórico social, económica y política, y que incluye, un sistema de valores, creencias y normas ha sido tradicionalmente clasificado y definido por muchos(as) antropólogos y antropólogas como cultura. Entiendo que esta particular manera de atender el estudio de la cultura es y sigue siendo representativo de la mejor tradición escolástica en las ciencias antropológicas. Admito, que hay corrientes igualmente particulares, que no están de acuerdo con este acercamiento. Sobre ellas me habré de expresar en un futuro apartado.

Este particular entendido y que quiero discutir sobre cómo se define el término, se inicia con la tradición etnológica en los Estados Unidos con figuras como Frank Hamilton Cushing, Matilda Coxe Stevenson y por supuesto, Lewis Henry Morgan. En Gran Bretaña destacan figuras como Sir George Frazer, Sir Henry Miller y Sir Edward Tylor. Sin embargo, a mi juicio, no es hasta la prominente figura de Franz Boas que el concepto habrá de adquirir un lugar central y prominente al desarrollo epistemológico y metodológico de la Antropología.

La aparente simplicidad del término, esconde un complejo espectro de formulaciones teóricas y acercamientos metodológicos que se utilizaron y se continúan utilizando para estudiar el fenómeno de lo que se clasifica y categoriza como cultura. El concepto comprende la inquietud por el estudio primario de la relación HUMANO-NATURALEZA. Este principio hace que el trato antropológico que se hace del término, rivalice y antagonice con otros usos y entendidos que se hacen del vocablo en otras esferas y saberes, actividades, que por cierto, pueden y son objeto del estudio antropológico.

Durante una buena parte del desarrollo de la disciplina en el siglo XX, se puede concluir que el término cultura disfrutó de un lugar de privilegio y respeto en la tradición de la teoría antropológica, marcado en parte, por la riqueza de la tradición boasiana y las corrientes del evolucionismo cultural en los Estados Unidos y en otras partes del mundo de la academia, como en México. Con posterioridad, las diferentes corrientes marxistas (ej. Maurice Godelier) y estructuralistas (ej. Claude Leví-Strauss) igualmente le corresponden como término central e indispensable a la historia teórica de la Antropología. Inclusive, en América Latina, el término se igualó al término modo de vida, particularmente entre etnólogos(as), etnohistoriadoes(as) y arqueólogos(as). Con posterioridad, la autoridad epistemológica del término cultura en la Antropología fue objeto de duras, y en muchas ocasiones injustas, críticas con la aparición en 1986 del libro titulado Critique of Culture publicado por James Clifford y George Marcus. Si bien es cierto, que las discusiones al seno de la Antropología --particularmente entre los antropólogos culturales en el continente norteamericano y los etnólogos y antropólogos sociales europeos – sobre la metodología y teoría del término cultura siempre había sido una muy caldeada y animada, es justo decir que muy pocos hacían caso a los argumentos envestidos por Bronislaw Malinowski y su discípulo Radcliffe Brown en contra del vocablo en Gran Bretaña. Y mucho menos cuando otros antropólogos ingleses como la gigantesca figura de Evans Prichard había retomado la centralidad de este término en su obra etnográfica y se mofaba de las petulancias de Radcliffe Brown y de otros seguidores de Malinowski. Sin embargo, a mediado de la década de los años ochenta la discusión sobre el término cultura había tomado un giro muy diferente.

Por una parte, en los EEUU otras disciplinas habían comenzado a hacer un mayor y cosistente uso de la palabra, en aras de incorporar la misma, a escritos relacionados con las comunicaciones, las artes visuales del cine y de la televisión, la arquitectura, las modas y las preferencias del mercado de consumo, entre otros temas de interés. O sea, lo que con el paso del tiempo se ha denominado con la frase de "estudios culturales". Es muy importante señalar que este uso del concepto cultura, se hacía sin prestar atención alguna y a espaldas, a la historicidad epistemológica y metodológica que tiene el término en la Antropología. De otra parte, en la antropología cultural estadounidense ocurría un ánimo crítico ante una serie de preguntas que se formulaban en torno a la subjetividad de la etnografía, no sobre los aspectos metodológicos y el uso de las técnicas del trabajo de campo, sino a la cualidad etnográfica como un texto . Este episodio sirvió como antesala a las corrientes posmodernistas que llegaban de otros campos del saber en las artes, la literatura y los estudios de idiomas y abonó el terreno para que no solamente se cuestionara la práctica etnográfica que como sabemos, produce un texto, y por lo tanto una narrativa , sino que también se cuestionara la validez y pertinencia de la producción del conocimiento antropológico, ya que tal “saber” es en efecto un discurso “metanarrativo”. El concepto cultura no es entonces, otra cosa que un discurso del saber, uno más. No hay tal cosa como “cultura” ya que “cultura” como tal no es posible, es un discurso sobre “cultura”. Esto por lo tanto no hace posible el conocimiento de aquello que se describe y analiza como la cosa que es “cultura”, sino que tan solo denota la posibilidad de uno de muchos discursos y “saberes” que hablan sobre cultura. Yo rechazo, de plano, este fortuito y estúpido nihilismo.

Cultura es una categoría amplia y abarcadora, que es epistemológicamente y metodológicamente posible, cuyas variables pueden ser definidas, pueden ser clasificadas y pueden ser analizadas e interpretadas además de problematizadas. El objetivo de esta categoría de estudio científico no es producir una verdad. Todo lo contrario, el objetivo es producir un conocimiento científico sobre la organización material de la vida humana que puede ser falseable, verificable y refutable. La etnografía es entonces, un conjunto de técnicas, mayormente cualitativas, que se utilizan en las tareas de la recopilación de los datos y cuyo objetivo es documentar una serie de actividades, intercambios y relaciones, y experiencias humanas de un grupo (o varios grupos) específico de personas acontecidas en un presente históricamente específico y en un espacio o localidad geográfica específica. Sin lugar a dudas, el documento etnográfico se convierte en un documento histórico.


Para la mayoría de las personas la palabra cultura viene a representar aquellas cosas que cuando se juntan --o se enumeran-- pretende al menos simbolizar y representar una identidad. Cultura y "puertorriqueñidad", por ejemplo, son dos palabras que por lo general se usan como una frase compuesta. Al menos en aquello que concierne la utilización más pública de la palabra cultura. Si bien es cierto que la identidad está constituida y puede ser explicada a partir de la operacionalidad de la palabra cultura como sinónimo de identidad, lo cierto es que cultura no quiere decir identidad; y mucho menos la de un grupo en específico. Muy pocos de ustedes conoce el concepto cultura como un término que puede explicar las formas y maneras de cómo un número de personas que en conjunto, forman un grupo, y con el pasar del tiempo organizan todos aquellos aspectos y cosas materiales, procesos aprendidos, y ritualizados y que están relacionados a la manera y forman en la que viven, y de una generación a la otra. O sea, casi nadie parece asociar a la palabra cultura como un término que explica la forma(s) y manera(s) de cómo tú, y cada uno de ustedes y yo, vivimos. Somos humanos y somos entidades biológicas que no vivimos en un limbo. Vivimos en una naturaleza. Pero esa naturaleza no es del todo ajena a nuestras acciones. Por el contrario, hoy y por las acciones humanas al paso del tiempo, vivimos en una naturaleza que es el resultado de nuestras acciones. A esa naturaleza que es eminentemente humana es la que se le llama cultura. A los procesos asociados con el tiempo y con en el espacio de las acciones y actividades humanas es a lo que se le llama la Historia.

Por cultura pensamos en términos del folklore, en las artesanías, en variadas festividades públicas, en un estilo musical específica, quizás en una manera de vestir diferente y anecdotario --que hasta con toda probabilidad, parecería que tal forma de vestir y las piezas que constituyen tal ajuar, son en realidad un disfraz. Pocas veces pensamos que cultura es los zapatos que llevas puestos, el inodoro que utilizaste, el carro en el que te montaste, la existencia misma del Estado, de todas las actividades económicas y las formas en las que llevamos a cabo esas actividades, las ideas sobre la universidad, sobre la política, sobre las creencias, o sobre las expectativas futuras para un empleo. Bueno, pues cultura es precisamente todo eso, y mucho más.

Cultura es todo cuanto el ser humano hace. Cultura es las formas y maneras --diferentes y hasta antagónicas-- en que el ser humano organiza materialmente la vida social. Es por consiguiente, que cultura es el resultado de la acción humana sobre la Naturaleza, que como resultado de esa acción, tal Naturaleza experimenta un proceso de transformación haciéndose entonces, Cultura. Como el ser humano no es un organismo ajeno a su propia naturaleza, entonces cultura no se limita a un mero proceso conductual característico de un posible patrón asociado con unos estímulos y las respuestas. De haber sido así, tal cosa como cultura no existiría. La dimensión humana de la cultura tiene entonces, un componente material, un componente de los conocimientos y un componente del lenguaje. Como el ser humano es un sujeto dinámico, y como parte de la Naturaleza que es –y que además es también dinámica, pues resulta ser que toda acción humana se caracteriza por su dinámica. O sea, por el cambio. Cultura no es un fenómeno estático, sino todo lo contrario, es muy dinámico. Cultura no es un proceso evolutivo en el sentido de que este proceso no sigue una sola dirección. Cultura es un proceso que es revolutivo. Las formas, contextos y expresiones de las acciones humanas constituyen complejos procesos históricos en las que se pueden manifestar una infinidad de posibilidades. Todas diferentes y específicas, pero en las que además, se pueden encontrar afinidad y uniformidad. Esa es la tarea fundamental de la Antropología, y es la tarea de la Etnología aprender para poder comenzar a entender la maravilla de la actividad humana. Ciertamente, las ideas, los mitos y las prácticas acerca del tiempo en cultura muchas veces ha resultado en interpretaciones acerca de la dinámica del cambio como una que es siempre evolutiva. Pero tal hecho en el cronómetro de la Historia no es cierto. Es por tal razón que cultura es un proceso revolutivo que materializa el cambio y la dinámica de la actividad humana la cual entonces, se constituye como la Historia.

Componentes de cultura: Cultura material

El componente material de la cultura se refiere a la organización de la producción, distribución y reproducción de los medios de existencia humana, comenzando pues, con lo básico a nuestra especie: la subsistencia alimenticia, el albergue y la reproducción. Los seres humanos cuando tenemos hambre no nos ponemos en cuclillas y nos ponemos a comer del pasto o salimos corriendo detrás de una posible presa para atraparla con nuestras extremidades y mandíbulas. Ciertamente, nuestras capacidades biológicas locomotivas (i.e.; bipedalismo), por ejemplo, son limitadas si las comparamos con las de otros grupos de primates . La caza y la recolección son actividades culturales específicas para la producción del sustento. Estas actividades son selectivas, planificadas y organizadas. Los grupos humanos a través de la Historia hemos llevado a cabo un sinnúmero de actividades no con el solo propósito de proveernos el medio de subsistencia y para de esta manera, reproducirnos. De igual forma, la reproducción de nuestra especie es una reproducción social. O sea, los seres humanos no nos reproducimos por el simple hecho de que la hembra de nuestra especie entre en un ciclo de ovulación y de esta manera tenga contacto copulativo con el macho. La sexualidad en los seres humanos es una actividad culturalmente específica y condicionada. La reproducción es por consiguiente, una actividad cultural de un proceso inicialmente biológico. El sexo es una de las muchas y variadas formas culturales que tienen los intercambios en las relaciones sociales entre los seres humanos. A diferencia de cualquier otro organismo vivo, eso que hacemos no forma parte de un inprint biológico. De haber sido de esta manera existiría una universalidad absoluta en la cultura humana. Y este no es el caso. Existen tantas formas para hacer las cosas, de proveer el alimento, de los medios para hacerlo y del albergue, y de vestirnos de adornarnos, de movernos; como culturas humanas han existido y existen. Por otra parte, cultura no puede ser cultura si solamente se limitara a la existencia de artefactos y objetos materiales. Tales objetos no existirían como tales si su existencia fuese el resultado exclusivo de una o varias respuestas conductuales. Como los seres humanos nos relacionamos unos con los otros e interactuamos tanto con el medio y el nicho ecológico en el que nos encontramos, así como también, los unos con los otros, tales formas de intercambio asumen y se constituyen en el componente de la cultura que es la forma en que se produce y se acumula el conocimiento.


Algunos otros componentes de cultura

El componente de los conocimientos en la cultura son; las ideas, los mitos, los valores, las normas, las creencias, los ritos, lo aprendido, la ciencia, la religión. Cada una de estas instancias culturales del conocimiento son las que se transmiten de una generación a la otra, las que dramatizan el cómo y manera en que hacemos las cosas y en que aprendimos a hacer las cosas. También nos ofrece la oportunidad de dudar, de cuestionar y de tratar de hacer las cosas de otra manera. La cultura como conocimiento estructura las maneras que tenemos para creer, para ritualizar la manera como hacemos las cosas, y también, cómo cambiamos esas mismas cosas y la formas de hacer y para hacer las cosas. La interacción del conocimiento requiere un medio para comunicarlas. Tal medio de comunicación no es por ejemplo, un acto complejo de sonidos emitidos que excitan unas conductas. Todo lo contrario, el medio humano para la comunicación es uno dinámico. A ese medio humano de la comunicación es lo que se denomina como lenguaje.

El lenguaje es un sistema humano de unidades de sonidos (i.e.; fonemas) que se constituyen como unidades más complejas en la forma de palabras, y que a su vez, éstas se combinan por medio de una serie de reglas denominada gramática, para formar un modo de comunicación que puede ser a su vez, hablado, escrito y representado dentro de un contexto culturalmente producido. Este contexto cultural es a la vez también dinámico, y mientras que se reproduce. La definición que acabo de ofrecer es bastante simple y no constituye una que agrupa a todas las cualidades y propiedades que conforman el estudio lingüístico y antropológico del lenguaje. Más sin embargo, ésta me sirve para establecer una necesaria distinción con respecto a lo que es idioma. Idioma puede ser entendido como un coeficiente (i.e.; variable) cultural específico del lenguaje el cual históricamente existe como un modo de comunicación entre miembros de un grupo cultural. Por lo general el término idioma aplica a la variante cultural que está relacionada al uso, a la existencia de signos y de los símbolos y sus significados. A su vez, el término idioma está asociado con los fenómenos de la identidad --o su construcción--, así como a las prácticas comunicativas cotidianas que un sistema lingüístico que está históricamente constituido, puede tener. Con todo lo anterior quiero decirles que los procesos de comunicación que a diario llevamos a cabo no ocurren en un vacío, como el lenguaje es el resultado de un rasgo innato de carácter psicofisiológico y cognoscitivo universal a todos nosotros. Si bien es cierto que nuestra especie posee un rasgo único para el lenguaje, también es cierto que tal rasgo se desarrolla como resultado de las variadas formas que tiene la cultura, como a la misma vez, sirve como medio para producir otras formas culturales.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Bibliografía de estudio-Ciencias Antropológicas




Bibliografía para el estudio (selección)


El problema que existe para crear y presentar una lista de recursos bibliográficos, es que uno siempre se enfrenta al peligro de omitir importantes recursos. Pero, como todo tiene que tener su inicio, no con ello necesariamente se llegue a su punto final. Así que esta lista será una que estaré actualizando con cierta frecuencia. Espero que les sea de mucha utilidad. 

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II - Obras clásicas e indispensables para el estudio y formación antropológica

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* Este texto es quizá unas de las piezas más interesantes en nuestro curso. Aquí se encuentran los escritos originales de personas como Bernal Díaz del Castillo y Thomas Jefferson, a los escritos de Lewis Henri Morgan, Franz Boas y Ruth Benedict. El libro representa una cronología de escritos escogidos de diversas personas quienes han tenido una influencia en el desarrollo de la disciplina en Norteamérica.

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III -Teoría Antropológica: Etnología/Antropología Cultural

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VI - Teoría Antropológica: Antropología Física

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Filosofía y Metodologías en las Ciencias Antropológicas



Introducción



Hace poco más de un año preparé (enero-mayo de 2006) un curso de estudio independiente, orientado a la familiarización, lectura y discusión de los marcos conceptuales y filosóficos, y las metodologías empleadas en las Ciencias Antropológicas. El curso es, en mi opinión, una verdadera excepcionalidad dentro del muy palúdico ofrecimiento en Filosofía y Metodología que brinda el Programa de Antropología en la Universidad de Puerto Rico (Río Piedras). En este programa, tristemente atado y pisoteado, a un "departamenmto" de sociología, existen dos cursos, en el que, por ejemplo, uno trata sobre historia de la disciplina y el otro sobre la "teoría y método". Pero, en los enfoques de ambos cursos sólo se privilegia una visión discapacitada de la disciplina, enfatizando una supuesta, "antropología social" o en la mal llamada "antropología sociocultural". Esta última frase, a mi siempre me ha parecido, una tautología hiper-repetitiva. El objeto y sujeto de estudio antropológico es lo humano, y por supuesto, que tales actividades humanas son sociales, además de dinámicas. Pero hay que admitir que la frase es producto de la muy frecuente torcida historia teórica y práctica que tiene la Antropología Cultural en los Estados Unidos. La otra tontería es el llamado acercamiento "holístico". Siguiendo la mamona tradición de "...[de] todo un poco y con Dios y con el Diablo..."  En un futuro aparte, abundaré sobre este particular. 

Un sólo estudiante tuvo la oportunidad de recibir un enfoque enteramente distinto e infinitamente, muy superior, de lo que es y debe ser el estudio filosófico y metodológico de las Ciencias Antropológicas. He querido, para beneficios de otros y otras estudiantes, así como interesados(as) por demás, compartir con los(as) lectores(as), los temas que fueron objeto de discusión y la bibliografía preparatoria del curso. Entiendo que quizás de esta manera, algunos y algunas de ustedes puedan, AL FIN, aprender sobre qué es Antropología, en lugar de una versión mañosa e incompleta de una "antropología" disfrazada como "sociología". Nada más patético.

Apuntes personales

Mi formación como antropólogo fue en los Estados Unidos. Mi área de estudios se concentró en la usanza de la Antropología Cultural estadounidense fuertemente marcada por el acercamiento al estudio integrado de las cuatro ramas (four-field approach), a tradición metodológica matizada por Franz Boas y con una base teórica cimentada en la teoría de evolución y el materialismo histórico, enriquecida con los textos de Childe, Geertz, Douglas, Turner, Sahlins, Leacock, Levi-Strauss, Palerm y el feminismo antropológico estadounidense. La base epistemológica y sentido de praxis que tiene mi trabajo y cátedra están caracterizados por estas tradiciones. Esto no quiere decir, que, al ser esta mi manera de aproximarme a la cosa de la Antropología, que tal aproximación sea la única y verdadera absoluta verdad. Además de las tradiciones estadounidenses en la Antropología existen otras que imparten riqueza y diversidad a las ciencias antropológicas. Sin embargo, la experiencia estadounidense es una que no podemos menospreciar, mucho menos ignorar. Hoy por hoy, se entrenan a nivel mundial más antropólogos en los Estados Unidos que en ninguna otra parte del mundo. Un número considerablemente alto de estos(as) antropólogos(as) llegan a las universidades estadounidenses desde todos los rincones del globo, y son muchos(as) también los que regresan a sus países de origen con esa formación. No olvidemos además, que los Estados Unidos es el lugar donde más dineros existen para realizar el siempre costoso trabajo antropológico. La descripción anterior quiere señalar que la tradición antropológica estadounidense es sin lugar a dudas, una que podemos clasificar como hegemónica. Con esto no quiero decir, que entonces, hay que confundir la realidad hegemónica que posee con la fuerza creativa y la avanzada que diferentes influencias interpretativas han traído desde otros lugares. La tradición estadounidense en la Antropología, por ser una cuya dirección ha estado siempre orientada hacia afuera, tiene como resultado el hecho de que aquellos que de afuera han sido entrenados en el seno de tal tradición, han traído consigo las más inquietantes --y en ocasiones, demoledoras-- preguntas que hoy la Antropología nos presenta. Es precisamente sobre este particular, que la lectura cuyo libro tiene para mi, el más exquisito de los títulos, A Passage to Anthropology, se nos hace tan pertinente para esta clase. Para mi el principio que anima este curso que permite hacer un recorrido a la vez que se puede llegar a trazar caminos diferentes sobre qué es Antropología, y sobre una búsqueda por una Antropología del conocimiento


Filosofía y Metodologías en las Ciencias Antropológicas

Descripción del curso

El estudio pretende cubrir la historia filosófica de la Antropología enfatizando la tradición que reúne los campos de la Antropología Física, la Etnología, la Arqueología, la Antropología Lingüística y la Etnohistoria en una sola unidad epistemológica coherente al principio del estudio de la relación humano-naturaleza. El estudio también introduce al estudiante a los distintos acercamientos y técnicas metodológicos en las ciencias antropológicas que incluyen la antropometría, la archivística, la etnografía, la excavación arqueológica, la osteo-paleoantropología, la clasificación, curación y conservación de material cultural y las técnicas fonológicas, semánticas y de clasificación de lenguas, entre otras. El estudio culmina con la selección y diseño de un problema de investigación antropológica y la presentación de una propuesta de investigación.

Aspectos generales para este estudio

La historia de la Antropología no es una que se limita a los procesos formativos en la tradición occidental relacionados a los fundamentos filosóficos de sus prácticas como una ciencia orientada a la búsqueda de un conocimiento que sea verificable o refutable. Es posible argumentar que cierto conocimiento, al que podemos denominar como “antropológico”, ha tenido su génesis en el momento mismo en que un grupo humano tuvo la curiosidad o necesidad de buscar información acerca de cómo son otros con quienes en más de una ocasión interactúan en el espacio geográfico. Al menos eso podemos decir de la Etnología. Quizás también no es posible argumentar que en muchísimas ocasiones una cultura, fuera ésta de cazadores y recolectores o una sociedad tribal, se toparon con objetos que no le eran propios, pero que en ellos despertaron muchísimas inquietudes. En algunos casos, hoy sabemos que hubo gentes que copiaron objetos de gentes anteriores. También sabemos que otras optaron por tomar los objetos y “guardarlos”, y otras, hasta decidieron venerarlos. Hablamos pues, de un principio de lo que conocemos como Arqueología.

El deseo por organizar las formas originales (ej. “nativas”) del conocimiento en una y otra cultura, no es de la exclusiva prerrogativa de occidente. La Ciencia es la tradición humanista de producir, organizar, acumular y conservar el conocimiento fundamentado en el principio de una pregunta, de una duda. Sin embargo, no es la única forma que existe y ha existido. Sabemos que a lo largo de la historia humana, grupos culturales han producido y organizado también formas varias de un conocimiento, que inclusive ha trascendido la temporalidad del grupo que lo produjo. Pero, ¿cómo sabemos esto? ¿Cómo allegamos este tipo de conocimiento? ¿Cómo lo formulamos? ¿Qué hacemos para poder recopilar y obtener datos e información sobre ese u otro supuesto? ¿Cómo podemos corroborarlo?

Las preguntas antes enunciadas responden precisamente a esa tradición que denominamos Ciencia y sobre la que las ciencias antropológicas fundamentan la lógica de su razón y coherencia filosófica (ej. epistemología). La epistemología se refiere al estudio filosófico del origen, naturaleza, método(s) y significado de la búsqueda del conocimiento. Se dice, por ejemplo, que las Ciencias Sociales son ciencias interesadas en el estudio de lo social en el ser humano. Si tal enunciado es afirmativo y aceptable, entonces es posible concluir que de todas las Ciencias Sociales, la que mejor y de una forma más abarcadora incorpora todo cuanto es el ser humano (ej.; biológico, histórico, cultural y lingüístico) a su espectro de posibilidades del conocimiento sobre lo humano es sin lugar a dudas, la Antropología. La Antropología recoge como parte esencial de su epistemología, el fundamento más simple y más abarcador de todas las Ciencias Sociales; me refiero a la relación entre el Ser Humano y la Naturaleza. Otras disciplinas en las Ciencias Sociales alcanzan a estudiar alguna parte de los posibles fenómenos presentes en esa relación. Pero ninguna como la Antropología. En realidad, las denominadas Ciencias Sociales son quehaceres del saber y el conocimiento que en ocasiones, aportan al conocimiento antropológico . Sin embargo, es la Antropología la única que tiene la capacidad epistemológica y filosófica de incluir todas las posibilidades y probabilidades de los fenómenos presentes en la relación ser humano - Naturaleza.


La tradición antropológica a la que enfatizaremos


El desarrollo de las tradiciones teóricas y metodológicas en la Antropología tiene una vasta y riquísima historia. Este estudio nos permite rascar un poco la superficie de esta historia. Sin embargo, no nos permite allanarnos en las interioridades de las historias filosóficas de la disciplina. Considere usted que este estudio es un primer escalón hacia esa posible dirección.

El Programa de Antropología de la Universidad de Puerto Rico se caracteriza por ser un compendio de la tradición antropológica que tiene sus bases en los Estados Unidos y que a su vez, también recoge influencias provenientes de México y de Europa, particularmente de Gran Bretaña y de Francia. La tradición americana (me refiero al hemisferio, con algunas excepciones) tiene una manera particular de ver la Antropología contemporánea, y que se inicia con la colosal figura de Franz Boas en los Estados Unidos. Según Boas, la disciplina está constituida por cuatro ramas distintivas, pero permanente y mutuamente inclusivas, que explican la constitución de la condición humana como constituida por la biología, la cultura, lengua e historia de lo que constituye el ser en lo humano. Esas ramas distintivas, pero integradoras son la Antropología Física, la Arqueología, la Etnología (o Antropología Cultural como él la redenominó) y la Antropología Lingüística. Boas, fue una imponente figura que durante su larga vida intelectual, académica y profesional, condujo trabajos de investigación en TODOS estos campos. Su práctica dominó el desarrollo de la tradición antropológica por poco más de 60 años, y todavía influye y marca pautas en su evolución. También influyó el desarrollo de la Antropología en México, Brasil y Perú. Y es precisamente en México donde surge la inclusión de una quinta ramificación a la unidad antropológica en la forma de la Etnohistoria. Sin embargo, la historia de la Antropología en el continente iberoamericano también tiene marcas de ser uno diferente, y en ocasiones, inclusive, las ramas principales de la Antropología no siempre han compartido una mutua pertinencia (ej. Argentina y Uruguay).

En Europa las ramas de las ciencias antropológicas han tenido un curso de desarrollo distinto a la experiencia americana. Cada disciplina ha tenido un desarrollo propio y en ocasiones, sin vínculo alguno con las otras disciplinas. La Etnología es una criatura eminentemente europea que encuentra su mayor momento de desarrollo en la expansiva empresa colonial europea de la segunda mitad del siglo XIX. Los viajes de expedición a lugares cada vez más remotos y apartados dentro de las nuevas tierras anexadas en el centro continental de África, Oceanía, el sudeste asiático y el archipiélago indonesio fueron, con la Geografía y la Biología (ej. Botánica y Zoología), propulsores ideológicos y políticos de Estados europeos que necesitaban conocer el potencial en las materias primas disponibles, la mano de obra y el potencial de los mercados.


Algunas tradiciones teóricas en las Ciencias Antropológicas


Quiero mencionar y brevemente describir, algunos de los paradigmas que animan la tradición antropológica y que fueron objeto de la discusión durante el curso antes mencionado.

1. TEORÍA de EVOLUCIÓN y el Evolucionismo Cultural

La teoría de la evolución representa el cordón espinal de las ciencias antropológicas. Desde la Arqueología a la Etnología, y por supuesto, la Antropología Física, el acercamiento evolutivo inspirado en la teoría de Charles Darwin. Tal supuesto explicativo habla sobre un proceso de cambio evolutivo basado en una probabilidades de selección, que de resultar adaptativas, se dice que es un proceso natural. La Antropología es en esencia una ciencia evolutiva. A pesar de los debates que se han sucedido, que incluyen, entre otras, la más reciente “crítica” posmoderna, la Antropología sigue siendo un campo caracterizado por el evolucionismo. Este evolucionismo, conlleva entre otros postulados, nociones sobre la posibilidad de que lo humano es conocible y que puede ser estudiado. También trae consigo una visión particular del cambio y de la Historia (diacrónico) lo que ha sido de mucha influencia en la Arqueología y en la Etnología.

Precisamente en esta última la teoría de evolución ha tenido un desarrollo propio desde varias posibles vertientes. Con frecuencia este desarrollo se ha caracterizado por una visión crítica a los simplismo mecánicos y unilineales sucedidos en las llamadas ciencias sociales a partir del paradigma del POSITIVISMO LÓGICO inspirado en la voz Augusto Comte, una de las más importantes figuras de este paradigma de pensamiento. Comte, una figura importantísima del periodo de expansión colonial europea durante la segunda mitad del siglo XIX, disertó sobre una premisa sobre la Historia basada en una secuencia lineal de etapas del desarrollo del proceso social e histórico del ser humano. Comte encuentra fundamento social a su acercamiento en la visión de Herbert Spencer que visualizó la relación del ser humano y la naturaleza como una idea socializada de la biología de la adaptación. Esto quiere decir, que se entienden los patrones de conducta en el ser humano como una respuesta a la multiplicidad de estimulaciones del medio ambiente.

La visión antropológica se mostró apática a esta idea mecánica de la Historia, del cambio y del desarrollo humano. Los trabajos etnológicos de figuras decimonónicas como Edward Tylor, Lewis Henri Morgan y James Frazer, y del propio Karl Marx , toman una ruta comparativa que los lleva a cuestionar la ecuación de etapas de la Historia en Comte, considerando tal postulación como una contraria a los principios del desarrollo y del cambio en el ser humano en su relación con la naturaleza. Es que de esa relación surge mucho más que una adaptación. Las dos partes no son las mismas al momento de su interacción, y si seguimos a Marx, constituyen dos entidades distintas como resultado de su interacción, dejando en su lugar otra cosa. Es precisamente Franz Boas, quien utilizando el conocido concepto alemán, denomina a esa naturaleza de existencia humana como cultura. El acercamiento evolutivo a la cultura se le conoce como Evolucionismo Cultural. Entre sus mayores exponentes encontramos figuras de la talla de Edward Tylor, Lewis Henri Morgan, Julian Steward, Marvin Harris, James G. Frazer, Ioan Lewis, Leslie White, Edward Sapir, entre otros y otras, quienes han dejado un legado que no puede ser echado de un lado. Otros(as) también, que haciendo una crítica importante a la interpretación mecánica contenida en el evolucionismo al fenómeno de cultura, contribuyeron y enriquecieron la propia teoría de evolución y del cambio. Ahí encontramos el PARTICULARISMO HISTÓRICO de Franz Boas y el subsiguiente desarrollo de esta línea de pensamiento en Alfred Kroeber, Ruth Benedict y Margaret Mead.

2. MATERIALISMO HISTÓRICO

Si la teoría de la evolución representa en principio, la espina dorsal teórica de las ciencias antropológicas, el materialismo histórico representa su morfología. Si bien es cierto que para muchos(as) Karl Marx es uno de los arquitectos intelectuales de la Sociología y otras ciencias sociales, es en la Antropología donde su filosofía encuentra su mayor significado y relevancia explicativa, precisamente debido a su particular acercamiento a la relación entre el ser humano y la naturaleza. De acuerdo a Marx, la interacción entre el ser humano y la naturaleza no ocurre como un intercambio en el cual el segundo determina de manera unilateral las condiciones de existencia del segundo. En realidad, el primero actúa de manera interactiva con la segunda y en el proceso se apropia de cualidades y propiedades singulares de ésta, modificando, alternado, cambiando y transformando a su acción tales cualidades y propiedades. Al resultado de esa interacción e intercambio surge una ecuación que habla de posibilidades y probabilidades múltiples, quizás, infinitas, a las que se le denomina cultura. Este principio ha tenido mucha mayor ingerencia e influencia en la Antropología que los tres importantes (y fascinantes) volúmenes del Das Kapital.

El materialismo histórico es más popularmente conocido como Marxismo. La aspiración marxista pretende conjugar los más estrictos teoremas en la ciencia cartesiana, con la tradición humanista de un Jean Jacques Rousseau. Resulta ser un hecho que la Antropología es hoy un quehacer que sigue inspirada en la visión humanista del Renacimiento, la Ciencia cartesiana y enciclopédica precursora de la Ilustración del siglo XVIII, que en el siglo XIX hasta el presente trata de reconciliar la necesidad de una ciencia empírica con la subjetividad de sus postulados. La influencia del materialismo histórico en la Antropología sirve para armonizar la aspiración interpretativa de una ciencia validable y refutable con la subjetividad metodológica en sus técnicas para recopilar datos Ese aparenta ser el dilema de la Antropología. Un dilema que no es ajeno al pensamiento marxista.

Finalmente, este paradigma parte de un concepto de la Historia como el desarrollo por etapas que no necesariamente son lineales y donde cada forma de producción y reproducción social ejemplifica la diversidad de la condición humana. Su concepto de la historia está basado en una teoría del cambio donde el sujeto es activo en relación con la naturaleza. Esto quiere decir, que el ser humano no responde, ni se adapta al medio natural, sino que se apropia de éste en el proceso de crear las condiciones sociales para existir.

3. FUNCIONALISMO 

Probablemente sea ésta, la aportación más importante de la sociología a las Ciencias Antropológicas. Sus más importantes exponentes son Emilio Durkheim y Max Weber. El funcionalismo es considerado un acercamiento teórico dentro de un esquema filosófico que se nutre tanto de una noción orgánica de la función social, así como de acercamientos evolucionistas y positivistas. El postulado funcionalista parte de la premisa que los fenómenos sociales existen en función a los patrones de respuestas del ser humano a la organización del medio social. Esto quiere decir, que toda cosa social está dirigida a establecer alguna forma estable de existencia social, por lo que resulta en instituciones. Su concepto del cambio está dado como una condición necesaria para la existencia de estabilidad y orden. Esto no necesariamente implica que el cambio signifique una alteración al ordenamiento social de las cosas. Por otra parte, este paradigma tiene un concepto de la historia que está dado por la existencia de procesos. Procesos que son vistos como cimientos del orden social.

En la Antropología británica se destacan las figuras de Bronislaw Malinowski, A.R. Radcliffe Brown, Raymond Firth, E.E. Evans-Pritchard y Mary Douglas. En los Estados Unidos sobresalen las figuras magistrales de Marshall Sahlism, Victor Turner y Clifford Geertz. Estos últimos han abonado al concepto interpretativo simbólico elaborado por Weber, fundamentado a su vez, en las ideas sobre lenguaje, religión y cultura de Durkheim. Se dice que Malinowski es quien mejor presenta este paradigma. Para Malinowski, la cultura existe en función de la satisfacción de necesidades básicas por parte del ser humano en tanto a su necesidad de sobrevivencia.

4. ESTRUCTURALISMO 

Un paradigma eminentemente francés en origen y práctica, tiene como uno de sus mayores exponentes a Ferdinand De Saussure y sus estudios sobre el lenguaje. El acercamiento de Saussure al estudio del lenguaje es uno que privilegia la forma social del lenguaje como dentro de un esquema de estructuras que se manifiestan desde el proceso mental (i.e.; cognoscitivo) de su producción, el ordenamiento de esa producción en un sistema, hasta la multiplicidad de variaciones que se hacen manifiestas en el espacio social e individual de interacción humana. Pese a la gran influencia que Saussure tiene para la Lingüística y la Antropología Lingüística el desarrollo posterior del estructuralismo no ha coincidido con el marco inductivo-deductivo de su precursor.

En la década de los sesenta el antropólogo Claude Leví-Strauss, Pierre Bourdieu y el sociólogo Michel Foucault --cada uno desde posturas diferentes, pero no necesariamente excluyentes-- integraron al estructuralismo variantes teóricas y metodológicas del Marxismo para intentar explicar los fenómenos social-culturales. El énfasis que más tarde tuvo este “pos-estructuralismo” sobre la formas de escribir, producción de discursos, ideología y texto dio paso al surgimiento de lo que hoy llamamos “posmodernismo”.


5. La influencia del psicoanálisis y el posmodernismo en la Antropología 

Estas corrientes han tenido un impacto particular en la disciplina, sobretodo en la Antropología Cultural estadounidense y en la Arqueología. Personalmente, yo no comparto ni sus postulados, ni sus aseveraciones. A mi juicio el nihilismo esotérico de estas ideas no tienen cabida en la teoría y praxis de las Ciencias Antropológicas. En un aparte futuro le dedicaré tiempo a este argumento.

Su mayor exponente y fundador, Sigmund Freud, postula el desarrollo por etapas en el ser humano que son conducentes a los rasgos y formas que tendrá su personalidad y cómo ésta a su vez se habrá de manifestar en sociedad. La epistemología de este paradigma se basa en una premisa de la disfunción o la desviación. Freud desarrolla su acercamiento en tanto intenta “curar” lo que el denominó como histeria y neurosis. Debates posteriores alrededor o inspirados en esta teoría no han abandonado, a mi juicio, significativamente esta tendencia en su construcción del pensamiento. La posmodernidad de Jacques Lacan sigue una modelación orgánico-disfuncional en la relación sociedad- individuo. Interesantemente, no todos los que se suscriben a los enunciados de esta modalidad de pensamiento se encuentran en un acuerdo sobre cuáles son sus referentes. Por una parte entienden que tal establecimiento de una sistematización de modelos solamente es compatible con la construcción de llamadas meta-narrativas que son la base de los otros paradigmas en las Ciencias Sociales. Paradigmas a los que ellos/ellas reaccionan. Por otra parte, la participación de quienes se identifican con esta modalidad de pensamiento se encuentran en el proceso, constituyendo una manera de explicar uno o varios fenómenos aunque tal proceso sea una reacción a lo establecido.

El posmodernismo no postula una teoría de la historia ni de los procesos sociales, sino que levanta interrogantes sobre la manera en que tales modelos ha sido constituidos. La posmodernidad no necesariamente habla de una metodología para abordar el objeto de estudio, aunque en el proceso de hacer formular una crítica necesariamente conlleva alguna forma de conceptualizar y modelar lo que es objeto de la crítica. El posmodernismo tuvo una gran influencia a mediados de la década de los ochenta y los noventas en la Antropología, particularmente sobre la Etnografía. Aunque cabe mencionar que tal influencia se ha reducido significativamente desde el inicio del nuevo mileno. Su influencia es mucho mayor hoy en la sociología y la psicología; y en los llamados, "estudios culturales".